¿Cómo se lleva a cabo un tratamiento de ortopedia maxilar?
Esta especialidad se vale de aparatología intra y extraoral, ya sea fija o removible, que se usan con el fin de influenciar en el crecimiento de los maxilares.
Estos aparatos aplican fuerzas ligeras y controladas sobre el maxilar y la mandíbula para corregir discrepancias esqueléticas y obtener una buena oclusión (mordida) mientras el paciente está en crecimiento, pues durante este tiempo, el hueso es moldeable y es posible acelerar, detener o mantener su crecimiento.
Aparatos de ortopedia dentofacial
Aparatos funcionales
Aquellos que se valen de las fuerzas de la musculatura facial y de la masticación para modificar el crecimiento óseo, como la máscara facial y activadores.
Placas removibles
Se hacen a la medida y se pueden quitar y poner a necesidad. Se utilizan para hacer expansión, corregir ciertas maloclusiones y guiar el crecimiento de los maxilares.
Aparatos fijos
Se cementan sobre los dientes y quedan permanentes en la boca. Son usados principalmente para hacer expansión del paladar y corregir algunos problemas de mordida.
Beneficios de la ortopedia dentofacial
- Mejora la función: mediante la corrección de las discrepancias esqueléticas y dentales se mejoran la función masticatoria, la deglución, el habla e, incluso, la respiración.
- Mejora la apariencia facial: al corregir la posición y el tamaño de los maxilares, indudablemente mejora la estética facial.
- Guía el crecimiento maxilar: el uso de la aparatología funcional permite moldear, guiar, detener y/o acelerar el crecimiento de los huesos maxilares, con el fin obtener una adecuada relación entre ellos.
- Previene complicaciones futuras: cuando se interviene tempranamente, se previenen complicaciones severas en edades adultas, como maloclusiones, extracciones o cirugías ortognáticas.
- Facilita el tratamiento de ortodoncia: cuando se corrigen las bases óseas maxilares se facilita el tratamiento de ortodoncia futuro, pues este sería menos complejo y menos invasivo.
“La ortopedia dentofacial está indicada durante la niñez, entre los 5 o 6 años hasta la adolescencia. Este tiempo es clave para modificar su posición y tamaño. La intervención temprana es clave para actuar a tiempo y evitar complicaciones futuras”
Dra. María Isabel Marmesat Cano – Máster en ortopedia dentofacial
Primera visita al dentista
Desde Marmesat recomendamos que la primera visita sea cuando erupciona el primer diente de leche. Muchos padres creen que tratar los dientes de leche es innecesario porque se caen con el paso del tiempo, pero su cuidado es indispensable para el desarrollo de los dientes permanentes, de una buena mordida y de una salud bucodental óptima.
¿Por qué es importante?
La Dra. María Isabel Marmesat expone unas razones que explican la importancia de visitar al dentista y hacer tratamientos tempranos preventivos y correctivos:
- Educación en salud oral
- Prevención de patologías orales
- Detección temprana y tratamiento precoz
- Creación de un ambiente oral sano y positivo
¿Cómo saber si mi hijo necesita un tratamiento de ortopedia?
Si bien es cierto que los padres no tienen las herramientas y conocimientos necesarios para detectar problemas asociados a la salud dental, existen algunas señales que pueden ayudar a identificar si es necesario que acudas al dentista:
- Malas mordidas
- Dientes en mala posición
- Dificultades para masticar o tragar
- Problemas para hablar o pronunciar palabras
- Hábitos orales como el chupete, la succión digital o la respiración oral
Hábitos orales: ¿enemigos de la salud dental?
Los hábitos orales son actos involuntarios repetitivos que involucran la boca y sus estructuras relacionadas (dientes, labios, lengua, paladar, mejillas), que se adquieren generalmente durante la infancia e influyen directamente en la salud bucodental y en el desarrollo de los maxilares, dientes y musculatura facial.
Cuando los hábitos se prolongan más allá de los dos o tres años, se vuelven perjudiciales y afectan gravemente las estructuras dentales y maxilofaciales.
Dentro de los hábitos orales más comunes encontramos el chupete, la succión digital, la respiración oral, la mordedura de uñas y objetos, el bruxismo y la interposición lingual.